Bajar al club: un poco de biblio y algo de pared blanca (que no falte).
Subir las peligrosas curvas de Ifara a 50. Todo un récord.
Pasear por el centro.
Un té helado de melocotón, como no, en la crepería.
Pensar a dónde ir en fin de año y terminar donde siempre.
No tener ganas de salir y que tú me saques de casa.
Tu Opel Corsa.
Comida del trío en la Tasca del Mencey, tradición tinerfeña.
Aparcar en tu parking y tomarnos algo en La Noria.
Si, te acompaño a sacar el coche, que ese parking es muy oscuro.
Llamadas telefónicas a un 922.
Ver como vienes a buscarme y nunca sabes dónde parar.
Claro... ¡como te quitaron la cabina!
Escuchar tus ruegos para ir a pasar un día al Poris.
Hablar susurrando y con nombres clave, porque si, las paredes de Tenerife, escuchan.
Sorprenderme cuando me acompañas al gimnasio.
Salir contigo por la noche y comprobar que realmente
conoces a TODO Santa Cruz.
No sabes cuánto me gustaría que estuvieras aquí.
1 comentario:
La llevas contigo a todos lados, y en que mejor sitio que en tu corazón. Un abrazo gigante, Mi.
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